miércoles, 2 de noviembre de 2011

A buen entendedor




Alguien gritó:
¡A las armas!
Y entendieron:
¡A amarlas!
Y se dieron al abrazo. Y sin armas todas las almas, a la
voz de ¡retirada!, entendieron parrillada y, como es sabido,
después del amor se despierta el apetito y la sonrisa.
Y como no hubo que lamentar ninguna muerte, todos
dijeron: ¡Qué suerte!

2 comentarios:

  1. Qué buen matarratos es este micro. Aunque seamos ya siete mil millones de almas (casi naaá) hagamos el amor y no la guerra, eso sí, pongamos medios profilácticos de por medio que placer y natalidad no tienen porque ir de la mano.

    Abrazos Santi.

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  2. No tener que lamentar ninguna muerte, efectivamente, es una suerte.
    Un saludo.

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