martes, 30 de agosto de 2011

Una de préstamos




- ¿Para qué los quiere?
- ¿Y a usted qué le importa?
- Pues me importa porque son las normas del banco.
- Ya, ¿y si no les gusta el para qué?
- Pues no hay dinero.
- Pues no lo entiendo.
- Pues siempre es así.
- Pues muy mal hecho.
- Pues ahorre y así no tendrá que pedir dinero.
- Pues váyase a tomar por culo usted y su hipoteca fácil.

domingo, 28 de agosto de 2011

Trabajo forzoso



El hastío echa raíces
en la fábrica de empleo,
el trabajo consiste
en pasear papeles y sellos
con fechas eternas
que no terminan de llegar.

Se suceden los años
del paro forzoso
ante falsas cifras,
índices y medias
que alejan los extremos.

El hastío y la fe no copulan
porque nunca se entendieron
con las fórmulas
del formalismo informal.

sábado, 27 de agosto de 2011

Lo más triste


A veces pienso en las cosas tristes de la vida: La comida
de lata, los vertederos, el estómago, el diseño de las
cajetillas de Ducados (por no rememorar la oscura Época
del Sombra), las apuestas de lotería, Bush, dejar en la
cuneta a la abuela cuando llegan las vacaciones, el llanto
de mi hijo, la doble moral, el sexo de escaparate, la muerte
de un payaso, utilizar el verbo para agredir o las avenidas
de la muerte de Bukowsky. La mirada que acompaña el
último adiós del suicida. Eso es lo más triste.

lunes, 22 de agosto de 2011

La rana Marisa






La rana Marisa quería ser astronauta y se levantaba muy
temprano para entrenar. Estaba convencida de que antes
o después se posaría en la luna de un salto. Así que ella
saltaba y saltaba. De la mañana a la noche.
Marisa contaba muy orgullosa que en una ocasión tocó
con sus ancas el azul del cielo. Ahora la meta era hacer
blanco en la luna. Alfredo el sapo prefería que no se
marchara, aunque no se lo decía. Cada uno tiene que
intentar alcanzar sus sueños.
Una tarde fue a visitarla, como todas las tardes, pero ya
no estaba. Levantó la cabeza hacia su sueño y en el
firmamento todo era luna… y un poco de rana.




viernes, 19 de agosto de 2011

Femme tenant un livre, 1932




Entre sus dedos descansan un libro de cubierta verde, ligeramente entreabierto. En su regazo, los dedos presos de la mano, descansan libro y trama.
Sobre un sillón rojo sentada la dama estriba su brazo en el brazo rojo y su mejilla en la palma.
Sin pensar en lo que observan, con la mirada perdida y el rostro al este, sus ojos nos hacen ver que está en actitud reflexiva. Me pregunto si es Pablo en quien piensa o si anda inmersa en el relato.
A su izquierda, de la pared pende un marco que alberga un rostro, podría ser cuadro o espejo, o bien retrato o bien reflejo, tanto de ella como de él. Una gasa ligera de trazos envuelve su abdomen, cubriendo sin ocultar el hemisferio sur de ambos senos, el rubor de sus pezones. Me pregunto si piensa en Pablo como Pablo piensa en ella.
Seguí observando a la dama con el descaro del que mira sin ser visto. Habrá quien piense que la dama en cuestión es puta, no quisiera pecar de listo, pero no incita al deseo, ni destila erotismo la postura.
Una bata azul templa su cuerpo, poco después se irá a la cama.




lunes, 15 de agosto de 2011

Piedra sobre piedra


Ustedes no lo sabrán, pero hace unos cuantos milenios
el planeta ya estaba dividido. El Este se enemistó con el
Oeste y contrató al arquitecto Ogan Calot para que
levantara un muro que cruzara el Atlántico de norte a sur.
Ustedes no lo creerán, pero en tan solo sesenta y seis
años, cuando Ogan alcanzó los ciento dieciocho, el
inmenso muro estaba acabado. Hubo que esperar todo
un milenio para que naciera otra mente que trajera la paz
y dejara en lugar del muro una enorme grieta. Entonces
Este y Oeste emplearon cada una de las piedras en la
construcción de tres pirámides y decidieron que la especie
humana nunca más permitiría que una barrera la dividiera.

lunes, 8 de agosto de 2011

Thriller


Las aspas del ventilador cenital giraban lentamente. Bajo
ellas, el sudor se mezclaba con los gemidos y los gemidos
con los acordes de It never entered my mind, de Miles,
que provenían del aparato de radio. Cuando Marta se
desbocó sobre él, Juan la sintió como un potro al que
hubiera que montar para domarlo. Durante horas se
entregaron el uno al otro sin tapujos, ni falsas promesas
y después Juan cogió la aguja del dial y la mató de un
golpe certero. Porque era un sicópata.

martes, 2 de agosto de 2011

Tu futuro


- ¿Y tú, quién carajo eres?
- Soy tu futuro.
- ¿Con esa pinta?
- ¿Cómo que con esta pinta?
- Hombre, no sé... así tan de negro y con esa pose de
cansado... no te ofendas, pero pareces más mi presente.
- Bueno, es que soy tu futuro inmediato.
- Pues te podrías haber ahorrado el viaje. Mira que se lo
dije bien claro a la señorita: Mándeme un futuro a diez
años o no se ande molestando.
- ¿Y qué hacemos ahora?
- Querrá decir: ¿Qué hacemos después? Lo del ahora es
una cuestión entre mi presente y yo.
- Ya. Bueno, pues entonces yo me marcho.