miércoles, 28 de septiembre de 2011

El verdugo




Mario limpiaba el alma de los cañones sin reflejar
vehemencia o desagrado en la tarea, mas nunca apretó
un gatillo.
Andrés barnizaba la culata de los fusiles de asalto con
delicadeza: Protector, capa fina para una permeabilización
óptima, lijado, doble capa densa para el acabado, mas
nunca tuvo un arma.
Julián conducía un vehículo de gran tonelaje distribuyendo
minas antipersona por los cuarteles del ejército. Mas
nunca llevó uniforme.
Jesús, sobre un toro, circulaba por el almacén a gran
velocidad en busca de los pedidos de casquillos. Palé
arriba, palé abajo. Mas nunca rellenó uno de pólvora.
Alberto llegó a la política. Tuvo que ceder dos puntos
estratégicos del país a la Organización para facilitar el
ataque de un aliado. Mas ésta no era su guerra.
Marcos apretó el botón rojo y un complejo educativo
reventó bajo sus pies. En el edificio se encontraban en
aquel momento ciento sesenta y siete personas, pero
desde el cielo él no podía saberlo. Nunca desobedeció
una orden. Ejecutaba el sueño de los suyos. Tan sólo era
el verdugo.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Incomunicación




- ¿Viene usted mucho a este parque?
- Eso no es asunto suyo.
- Pues la verdad es que tiene razón.
- Pues ahora ya lo sabe.
- (...)
- (...)
- ¿Qué debo saber?
- ¿Bromea?
- ¿Le parece que bromeo?
- Francamente, me da igual.
- ¿Le da igual que lo sepa o que bromee?
- ¿Así que bromeaba?
- Y puede incluso que lo supiera.
- ¿Supiera el qué?
- Que no era asunto mío.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La luz detenida




Dice mi madre que, de niño, me encantaba sacar los
álbumes y hablar con las fotografías. Que mis deditos
recorrían los inmortalizados recuerdos, a la par que mi
lengua de leche resolvía los nombres con apás, amás, la
tá, el né, onse, ela o alo. Que aquellos días fueron los
más felices de su vida y que cuando crecí lo suficiente
como para recopilar mis propios recuerdos, ella no volvió
a repasar los suyos. Los álbumes también envejecen y
antes o después, acaban muriendo.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Por delante del futuro




Corría por el borde del plato del reloj tan rápido como las
piernas me lo permitían. Bajo ellas pasaban las marcas
impresas de los minutos a razón de una por segundo y
cada cinco marcas un número gigante pintado en el suelo.
Atrás quedaba el cuatro. El segundero avanzaba con un
ruido ensordecedor, como si lo arrastrara el mecanismo
de un molino. De momento le sacaba siete segundos de
ventaja, aunque no sabía por cuánto tiempo. Al llegar al
nueve aflojé el ritmo y perdí dos segundos. No lo
conseguiría. Antes o después me daría alcance. Justo
cuando mi moral estaba a punto de desfallecer caí en la
cuenta de que cuanto más cerca estuviera del centro
menos espacio tendría que recorrer y podría pensar en
cómo escapar. Entonces me sorprendió un impacto seco,
contundente y el tiempo se me echó encima.

domingo, 4 de septiembre de 2011

¿De compras?


- A mí me gusta la cama.
- No está mal, vamos, que pega con el conjunto. Los
cuadros también tienen su punto.
- ¿Los cuadros? Huumm…
- Y los muebles rústicos, porque esta silla de anea…
- Es interesante, además el color amarillo le da un no sé
qué…
- Claro, claro.
- ¿Y de quién es esto?
- De… espera, te lo digo ahora mismo… aquí pone vincent
van gogh.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Nada sin vos




No hay yo sin vos,
ni mí sin usted,
ni sintigo hay migo,
ni sin tú camino que emprender,
ni trayecto, ni dirección...

tan solo mi casa,
convertida en el andén
en que te espero.