... que mi corazón,
con su adiós lleno de ti,
no buscaría otros abrazos.
Lo sabía,
como el recién nacido
sabe que el pecho
es su nuevo cordón umbilical;
como las ballenas saben
que un día emprenderán
su último viaje.
Eres aún muy joven,
sentencia alguien a quien
diez años más parecen avalar
que ya está de vuelta,
sin saber de lo que hablo,
opinando de aquello que no conoce,
delatando, inconscientemente,
que ni tan siquiera emprendió la ida.
Sin embargo, tú sabes,
sin embargo, tú me conoces,
sin embargo, tú, que podrías opinar,
rara vez lo haces.