viernes, 1 de octubre de 2010

Entonces yo ya sabía


... que mi corazón, 
con su adiós lleno de ti, 
no buscaría otros abrazos.

Lo sabía, 
como el recién nacido 
sabe que el pecho 
es su nuevo cordón umbilical; 
como las ballenas saben 
que un día emprenderán 
su último viaje.

Eres aún muy joven, 
sentencia alguien a quien 
diez años más parecen avalar 
que ya está de vuelta, 
sin saber de lo que hablo, 
opinando de aquello que no conoce, 
delatando, inconscientemente, 
que ni tan siquiera emprendió la ida.

Sin embargo, tú sabes, 
sin embargo, tú me conoces, 
sin embargo, tú, que podrías opinar, 
rara vez lo haces.