Sobre tu cama, aún tibia;
absorto en las brasas
que propició
el ansiado encuentro.
¿Sabes?, mi cuarto
es más o menos
como tu estudio.
La cama a metro
ochenta del suelo,
enmarcando la ventana.
La mesa taller,
frente a la misma,
presume de jardín en vano
y mirador al patio.
Perchas, prendas varias,
jirones y retales
impregnados de tu aroma,
conforman el resto de la estancia.
Sobre el colchón,
a tres palmos del techo,
le busco un sentido
a tu brutal ausencia.
Confuso... cuatro minutos;
el tiempo que precisé
para comprender
que podía sonreír:
Estaba en casa.
casa...donde habita tu corazon de mar y azucena¡¡¡
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