domingo, 1 de agosto de 2010

Importancia del llanto


Tengo ganas de llorar, dijo. 
No quiero estar aquí, 
necesito estar a tu lado, 
me chupa un huevo todo 
y tengo ganas de llorar.

Y lloró. 
Lloró sin entender 
bien el porqué.

Tengo ganas de llorar. 
Se quedan cortos 
los te quieros, 
no encuentro las palabras 
que con rigor expresen 
la desazón que siento.

Tengo ganas de llorar. 
De felicidad, de abandono, 
de alegría y tristeza...

Porque te encontré 
tengo ganas de llorar...

Y tus lágrimas llegan 
donde las palabras
no alcanzan. 



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