miércoles, 21 de julio de 2010

El yonqui de Vadillo

Las avenidas secuestran mis pasos
de vividor empedernido.
Estamos en mayo,
por mucho que hoy se haya colado
un día frío de enero
y en el recibidor de un tanatorio
varios mendigos se resguarden
al calor de la muerte.

Bajo por San Vicente,
paso junto al yonqui de Vadillo,
encogido entre acera y muro,
mi paraíso es su prisión.
Quizá se pregunta a cuento de qué
esta primavera invernal.
Hoy no se incorpora,
ni me increpa que me enrolle.
Alargo la mano y deposito
en su bolsillo unas monedas.

Avanzo unos pasos,
que se mezclan
con el sonido de otros pasos.
Me detengo y vuelvo la mirada.
Tres hombres del Sexpe
cogen al yonqui de Vadillo
y se lo llevan sin sirenas,
ni luces, ni urgencia.

Entristezco y la sonrisa de ayer
del yonki de Vadillo
acude presurosa.
Con tus monedas
pagaré a Caronte
, dice.

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