En este punto hemos puesto
fin a la historia.
Renunciamos al tacto,
a la confidencia,
al lejano mañana
y al futuro cercano.
Renunciamos a amar,
al amor y al amado,
a compartir lo vivido
y a mantener lo pactado.
Y no es fácil,
aunque los estadistas estadisten
que cada dos minutos
se divorcian mil parejas
y los cuatro amigos cercanos
se lo vieran venir,
no es fácil,
porque cada derrota
le gana terreno al corazón
y el sabor del fracaso
se instala en la memoria.
Y no es fácil,
porque dejar de amar
es ir en contra de la vida,
de la razón de ser
y del querer estar.
qué razón tienes,Santi:"dejar de amar," no es posible...¡¡
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