Cuando me subí
por primera vez,
tu coche marcaba
cincuenta y tres mil
ciento cuarenta y tres
kilómetros.
Desconocíamos destino,
trayecto, duración y porqué.
¿A quién le importaba?
Veníamos de un fracaso amoroso,
aunque después del primero
siempre se viene
del mismo lugar.
Conocíamos nuestros horóscopos,
ambos nacimos en el setenta y tres,
emigrantes autonómicos
y muy necesitados de cariño.
Ahora nos enfrentamos
de nuevo a lo viejo.
Muy bonito Santi. Enhorabuena por estos versos tan de la vida.
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